Esta semana se ha celebrado la XV edición del Congreso Nacional del Medioambiente (CONAMA) coincidiendo en un contexto temporal con la visión de la situación actual pandémica y una recuperación de los países cuya integración es necesaria en la protección del planeta contra el cambio climático.

Manteniendo la esencia de ediciones anteriores, este lugar de encuentro en el sector ambiental permite construir puentes entre los especialistas ambientales de múltiples áreas, entre ellos y la sociedad.

Las temáticas principales han sido:

• Energía y cambio climático.
• Movilidad.
• Biodiversidad.
• Economía y sociedad.
• Renovación Urbana.
• Calidad Ambiental y salud.
• Agua.
• Desarrollo Rural.
• Residuos.

En las sesiones del programa se han reconectado materias de interés actual como el cambio climático, en el que hay un consenso total en cuanto a que este escenario ha venido para quedarse y que los negacionistas del calentamiento global parecen haber desaparecido (bueno, siempre quedará alguno). Aparte de la comunidad científica, los riesgos de los efectos del cambio climático están ampliamente aceptados por el ámbito empresarial y por la sociedad. Hay un aumento en los cambios normativos recientes que no hacen más que dotar de un marco normativo acorde al momento de cambio en el que nos encontramos (los más recientes en España, la nueva Ley del cambio climático y transición energética y el Plan de recuperación, transformación y resiliencia). Sin embargo, estos riesgos aún no son adecuadamente ponderados en la toma de decisiones.

Más allá de los riesgos climáticos (eventos climáticos extremos y falta de adaptación) y relacionados con la naturaleza (entre otros, pérdida de biodiversidad y el declive de los ecosistemas), se ha profundizado en los impactos financieros derivados de la movilización de fondos para respaldar las inversiones necesarias para la adaptación y mitigación. Conviene destacar que estas inversiones están orientadas a un cambio cultural en cuanto al modelo productivo, no a la productividad en sí misma, por lo que se han expuesto los enfoques y adaptación de las empresas y el sector de las finanzas para la gestión de estos riesgos y el cumplimiento de los compromisos emanados del Acuerdo de París y la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, así como el Plan Nacional de Adaptación al Cambio Climático. En función del tipo de riesgo (riesgos físicos o riesgos de transición) la gestión de la consecución de objetivos y los horizontes temporales serán variables.

La transformación del sistema financiero se ve también reflejada en las inversiones sostenibles (finanzas sostenibles) que, tal como establece el Reglamento de Divulgación de Finanzas Sostenibles, deben cumplir con criterios Ambientales, Sociales y de buena Gobernanza (ASG). El lanzamiento de estos productos financieros verdes es un punto crítico para posibilitar una transición sólida de los sectores productivos hacia una economía verde.

Hay que disipar la creencia errónea de que estos tipos de inversión suponen pérdidas económicas. Nada más lejos de la realidad, las inversiones que realicemos ahora en términos de, por ejemplo, medidas adaptativas al cambio climático, serán gastos que nos ahorremos en el futuro. Se estima que por cada euro invertido hoy, habrá un retorno de hasta 10 euros en el futuro.

Estas líneas de inversión verdes las están llevando a cabo entidades públicas y privadas, financieras y no financieras. Un aspecto muy importante para el acceso a estos productos financieros verdes por parte de la empresas, es la comunicación que realicen en sus Memorias anuales de los indicadores que demuestren la sostenibilidad de sus actividades, según los criterios ASG anteriormente mencionados, a efectos de su trazabilidad y verificación posterior. Conviene indicar que, si bien estos productos están principalmente orientados a inversores institucionales, también hay productos destinados a pequeños inversores.

El Comercio de Derechos de Emisión 2021-2030 es una herramienta vital para el cumplimiento de objetivos de mitigación del cambio climático en España y Europa, plasmados en la estrategia de descarbonización del Pacto Verde Europeo. No obstante, nos encontramos en un momento de cambios normativos vertiginosos e incertidumbres sobre los precios por unidad de Carbono emitida, por lo que ahora mismo hay cierta inestabilidad del mercado.

Después de un año de trabajo intenso, desde nuestro equipo de especialistas en la materia ambiental, se ha difundido en el CONAMA 2020 el proyecto OBJETIVOS DE DESARROLLO SOSTENIBLE: APLICACIÓN EN LA CONSTRUCCIÓN DE INFRAESTRUCTURAS, sumándonos a  la “recuperación que queremos”, estamos preparados para asumir este reto y ayudar a las organizaciones en su transición hacia la descarbonización y la economía circular, como herramientas de recuperación y futuro empresarial.